La llegada de un bebe a la familia siempre será objeto de festejo y felicidad en casa y simboliza un gran cambio para todos, incluidos los perros de la familia.
Realizar unos sencillos ejercicios y cambios con anterioridad ayudarán a que este momento sea más fácil para todos y evitemos posibles desenlaces negativos.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que los perros son felices con sus rutinas. Les encanta saber qué pasará después y tener la confianza y seguridad que su día transcurre siempre de la misma forma. La rutina es clave para ellos y no es mentira que un bebe tiene la capacidad de cambiarlo todo.
Teniendo esto en cuenta, tenemos 9 meses para empezar a realizar estos cambios en la rutina de nuestros perros, piensa como crees que cambiara. Seguramente no tendrás el mismo tiempo para sacarlo a sus paseos, tal vez los horarios cambien. Probablemente, pasaras más tiempo en casa sin la misma atención hacia él, y los primeros meses habrá visitas continuas de muchas personas, familia y amigos. Todo esto sin mencionar ruidos extraños, juguetes que alumbran, se mueven y suenan. Olores diferentes y mucho equipo de uso del bebe (coche, mecedora, cuna, corral, cambiador, etc.). ¿Bastante abrumador no lo crees?
Si todo esto llega de un momento a otro, algunos perros no tienen la capacidad de adaptarse rápidamente, entonces se inicia un proceso de malas asociaciones y consecuencias negativas que solo terminan en aislamiento, familiares disgustados y perros abandonados.
Así que manos a la obra, no esperes que tu bebe llegue, desde ya inicia el cambio de rutinas. Si otra persona se encargará de ayudarte en los paseos, es momento de que los empiece a realizar o si los paseos disminuirán en tiempo y recorridos, inicia estos cambios.
En casa amplia los momentos en que tu perro debe estar sin tu atención, ayudándolo a distraerse con algún delicioso premio o juguete relleno por sí solo. De igual forma, prepara e introduce a tu perro a un espacio seguro y de calma para cuando necesites que esté alejado de visitas familiares o médicas.
Crea límites si consideras que no debe ingresar a algún lugar o respetar alguna superficie, por ejemplo la cuna del bebe.
Si tu perro no sabe saludar con modales es el momento para enseñarle hacerlo bien sea sentado o con sus cuatro patas en el piso.
Empieza a ubicar todos los elementos que necesitara el bebe progresivamente, déjalo que los observe y olfatee. Si está cómodo en su presencia, prémialo con afecto, palabras positivas o deliciosos premios, así reforzarás esa comodidad. Para los objetos que se mueven, suenan o tienen luces, inicia progresivamente con el objeto apagado y sube de nivel, volumen y velocidad a medida que tu perro se vaya acostumbrando. No olvides premiar siempre su tranquilidad.
Cuando llegue el momento de llevar al Bebe a casa, preséntaselo en calma, permite que lo olfatee acercándoselo mientras él también está en calma. Un tono de voz tranquilo, pausado y suave, con movimientos lentos ayudarán mucho a apoyar este momento. No olvides reforzar este encuentro tan especial con algo también especial para tu perro. ¡Una buena idea puede ser varios deliciosos trozos de hígado o queso!
En las próximas semanas puede que tu perro tenga una actitud un poco protectora en torno a la familia, lo cual es natural, pero debemos ayudarlo a que se relaje y entienda que los humanos están manejando la situación y no debe tomar ese rol protector. Ayúdalo acompañándolo a investigar lo que le preocupa y preséntalo a las personas u otros perros que le están generando esta emoción. Premia su tranquilidad con buenas palabras. La clave será tu propia tranquilidad frente a estas situaciones.
¡Por último disfruta mucha de esta nueva etapa junto a tu perro vincúlalo a la nueva vida familiar, los largos paseos por el parque ahora serán en compañía de los dos!